Aves en los aeropuertos

Cuando se construye un aeropuerto y se inicia su actividad, las condiciones medioambientales del lugar experimentan una transformación radical que repercute tanto en el paisaje como en la fauna silvestre habitual de la zona. Esto implica situaciones, generalmente no previstas, en las que las necesidades del tráfico aéreo deben convivir con las aves que habitan esa zona al suponer un riesgo para la seguridad de vuelo, ya que pueden impactar contra los aviones y ser absorbidas por sus motores.

La presencia de las aves en los aeropuertos es una consecuencia de múltiples factores que la favorecen al no encontrar otro lugar en el entorno más próximo que les ofrezca mejores condiciones. Una de las razones más frecuentes se debe a la ubicación de los aeropuertos en grandes extensiones donde las aves encuentran alimento con facilidad y donde no hay depredadores.

También las áreas no ocupadas por edificios, las calles de rodaje o las pistas, por contar con una cubierta vegetal donde pueden encontrar alimento, facilitan su establecimiento en la zona.

En otras ocasiones las aves no se establecen en el aeropuerto, sino que lo sobrevuelan con frecuencia al encontrarse en la ruta de sus desplazamientos.

Las grandes superficies pavimentadas, que facilitan la existencia de corrientes de aire ascendentes, favorecen la presencia de un tipo de aves que aprovechan estas corrientes para desplazarse.

Efectos en el avión: impactos y absorciones

Uno de los principales efectos de la presencia de aves es la posibilidad de que colisionen con los aviones, lo que puede producir daños en el fuselaje, así como afectar a los mecanismos que accionan las superficies de control o a las antenas destinadas a la navegación y las comunicaciones.

La ingestión de aves por parte de los motores es un problema aún mayor que el de los impactos, ya que pueden dejar el motor prácticamente inutilizado precisamente en los momentos más críticos de la operación de vuelo (despegue y aterrizaje).

 

Zonas de riesgo

Las zonas de riesgo más probable son las pistas y el entorno cercano a las áreas de despegue y de aproximación y aterrizaje hasta una altura de 500 metros, con mayor probabilidad en los 100 primeros.

 

¿Qué hacer?

La preocupación por el medio ambiente lleva a los responsables a buscar soluciones que no pasen por la eliminación de las aves, al tiempo que se trata de conseguir que el paisaje del aeropuerto no favorezca su presencia, sino su establecimiento en otros lugares más adecuados.

Para poder abordar las soluciones necesarias para evitar que las aves afecten a las operaciones de vuelo y a su seguridad, es necesario conocer el tipo de aves y las causas que generan su presencia en el aeropuerto.

 

Medidas indirectas

Se pueden realizar medidas de cara a eliminar los factores que atraen las aves al aeropuerto, tales como barreras y obstáculos, así como la ordenación y regulación de los cultivos y el establecimiento de refugios en lugares estratégicos.

La jardinería en el lado tierra puede favorecer la localización de aves alejada del lugar donde estén los aviones.

 

Medidas directas

Consisten en la creación de unas condiciones de peligro fácilmente identificables por las aves para neutralizar cualquier factor de atracción hacia las zonas de riesgo para los aviones.

Los procedimientos mecánicos se basan en mecanismos acústicos y ópticos que produzcan alarma o molestias a las aves (petardos, cohetes, gritos de alarma emitidos por aves y difundidos por megafonía, sonidos imperceptibles para el ser humano que incomodan a las aves, destellos luminosos…). Todos ellos tienen una eficacia muy limitada, ya que producen efectos momentáneos.

Los procedimientos biológicos, se encuentra la utilización de depredadores adiestrados fácilmente identificables por las especies que son sus presas naturales. Este es el fundamento del empleo de la cetrería en los aeropuertos. Es el sistema más eficaz.